Querid@s lectora(e)s:
Varias conversaciones entre la semana pasada y hoy me han llevado a cuestionarme la educación en Puerto Rico y Estados Unidos (de acuerdo a mis vivencias). Le comentaba a unas amigas que a veces me siento culpable de haber optado por la educación en casa, pues me preocupan l@s niñ@s y jóvenes que están en el sistema educativo. Se que hay maestros que luchan por hacer "la diferencia", pero todos deberíamos SER la diferencia. No creo en una reforma educativa. Soy fiel creyente en una revolución educativa. ¡Sí, revolución! Desecharlo todo y comenzar de cero, para que no quede rastro alguno de lo mediocre del sistema. Cuando escucho el término reforma lo asocio con las ruedas del carro. Es como poner un parcho a una goma vacía, en vez de cambiarla por una nueva. Eventualmente el neumático con el parcho reventará sin remedio a reparación.
Una revolución educativa no se logra de la noche a la mañana, pero hay que comenzar a desarrollarla. La primera institución que debe desear y avalar el cambio, es el gobierno. Lamentablemente somos títeres de un sistema. ¿Cuántas personas en Estados Unidos estudian en sus escuelas a Puerto Rico como parte de la Historia de su país? Les insto a indagar entre sus amigos. Les sorprenderá su respuesta. Compatriotas puertorriqueños, ¿a cuántos de ustedes le enseñaron la Historia de la llegada de los españoles a suelo Caribeño como nuestra salvación? Los taínos tenían un estilo de vida sustentable y eran felices, previo a la llegada de los colonizadores.
El gobierno nos proporciona la educación limitada que desea que asimilemos sin cuestionamientos. Una vez el gobierno comience su cambio, las instituciones de educación universitaria harían lo propio para preparar maestros de acuerdo a las nuevas filosofías y métodos educativos.
Mi propuesta parece utópica e imposible, pero mientras existan personas como Sir Ken Robinson, que cuestionan la educación a nivel mundial y hablan abiertamente sobre una revolución educativa, más crece mi esperanza.
Yo pensaba que tener un hijo en la escuela e involucrarme en asociaciones y actividades era mi manera de ser parte de la revolución educativa. Lamentablemente me caí de muy alto. Fue una de las razones por las http://www.theatlantic.com/national/archive/2011/12/what-americans-keep-ignoring-about-finlands-school-success/250564/que decidí educarlo en casa y comenzar el cambio desde mi familia.
Países como Finlandia me hacen sentir que mi utopía puede llegar a convertirse en realidad. A continuación comparto un artículo que una amiga me hizo llegar. Los invito a leerlo con detalle y abiertos a lo desconocido. http://www.theatlantic.com/national/archive/2011/12/what-americans-keep-ignoring-about-finlands-school-success/250564/ (Artículo en inglés. Puedes traducirlo en http://translate.google.com/)
Un abrazo,
Heidy.
P.D. Los invito a comentar en este espacio. El único requisito es respetarnos. Las conversaciones nos pueden llevar a desarrollar grandes ideas para el bien común. ¡Gracias!
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